¿Un ángel? ¿El diablo?
Decia no pertenecer a nada. Siempre a la última moda. Siempre con esos vaqueros rotos que más que tapar dejaban más al descubierto esas piernas infinitas que probablemente terminaban en el cielo. Cruz para abajo, chupa de cuero con tachuelas, ojos negros y labios rojos. Se mordia el labio, se estremecia, se tocaba las tachuelas de la chupa. Repetía en voz de secreto que tal vez el diablo era la verdadera razón, el verdadero Dios, la verdadera razón que mueve el mundo. Todos se preocupan por no caer en sus garras pero ella estaba deseando caer en ellas. Caer en el fuego eterno y consumirse para sentirse completamente ella.